COLABORADORES PADEL 2014

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martes, 10 de diciembre de 2013

ORIENTACIONES PARA UNA BUENA ADAPTACION AL SINDROME DE FATIGA CRÓNICA


La única pretensión de este manual es la de poder ser una herramienta útil para los enfermos que se encuentren ante un mar de dudas y preguntas y que todavía no hayan desarrollado estrategias a llevar mejor la enfermedad. En esta enfermedad, como en toda otra patología, existen diferentes grados de afectación y por tanto, no todo es aplicable a todo el mundo ni hay verdades absolutas y universales. Cada persona deberá hacer su camino buscando qué es lo que le sienta mejor, adaptar los consejos que damos a su propio horario biológico y a sus condiciones personales, familiares, laborables, económicas y sociales. Seguir estas pautas no nos va a curar, pero sí puede mejorar muchos aspectos de nuestra nueva vida.
“Los enfermos con fatiga crónica se podrían clasificar en dos grupos: 1) Los que aceptan la enfermedad y se adaptan a ella, y 2) los que no la aceptan y, por lo tanto, tampoco se adaptan. Aunque en ambos grupos la enfermedad persista, los que se adaptan tienen una vivencia de los síntomas mucho menos invalidante y pueden hacer más actividades, llevar una vida más normal. Los que no se adaptan siguen teniendo los síntomas y, a menudo, empeoran. Esto se debe simplemente a que, sin curar la enfermedad, se puede hacer lo que se llama “tratamiento sintomático”, que no sólo consiste en medicamentos, sino también en cambiar el estilo de vida y la forma de reaccionar ante las cosas. Hacerlo de una forma u otra puede suponer hasta un 30% de variación en la intensidad de los síntomas, y no es lo mismo un 100% de fatiga que un 70%. En este último caso, se pueden hacer más cosas, llevar una vida más normal.”
Dr. Joaquim Fernández-Solà
El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) es una enfermedad clasificada por la OMS bajo el epígrafe G 93.3. Es una enfermedad orgánica, multisistémica y crónica. Puede ir afectando de forma progresiva al sistema inmunológico, cardiovascular, endocrino neurológico y causa síntomas como fatiga crónica severa, pérdida substancial de memoria, disminución de la capacidad de concentración y de análisis, desorientación, sueño no reparador, intolerancia a la luz y al ruido, a los cambios de temperatura, a la actividad física, dolor en las articulaciones y en la musculatura, sensibilidades químicas múltiples, y una sensación de estado gripal permanente, entre otras manifestaciones. Además, se han observado alteraciones graves en la presión arterial y en el equilibrio ortostático, una notable reducción del flujo sanguíneo en el cerebro y descenso de la capacidad de consumo de oxígeno de las células. No obstante, la apariencia externa del enfermo no refleja la gravedad de los síntomas: la apariencia es normal.
CUIDAR DE NUESTRO PROPIO CUERPO: En general, los que hemos podido, a lo sumo hemos invertido esfuerzos en cultivar nuestra capacidad intelectual o física, pero hemos olvidado cuidar y mimar el alma y el cuerpo que nos da vida. Deberemos aprender todas las personas, hombres y mujeres desde la infancia, a encontrar el tiempo y el ánimo para escucharnos y cuidar de nosotros mismos aplicando el sentido común.
La sociedad en la que vivimos ha hecho de las mujeres de hoy en día unas máquinas muy productivas: cuidan de la casa, de los hijos, de los padres, de su pareja y además trabajan fuera de casa, en un mundo  competitivo y estresante. Todo lo hacen corriendo, corriendo y no paran…Sumidas en un enorme estrés, tienen tantas cosas que hacer, que se olvidan de lo principal: cuidar de si mismas y quizás por esto, parecen más vulnerables al SFC.
LA OBSERVACIÓN TRANQUILA: nuestro objetivo debe ser principalmente, serenarnos y percibir con cada uno de los sentidos para aprender a disfrutar de una “vida atenta”. Prestaremos atención a toda actividad y pensamiento, despertaremos y afinaremos todos los sentidos con el fin de captar cada momento en su total intensidad, nos esforzaremos en sacar lo bueno de cada situación, de cada vivencia, de cada momento del día…
Para ello, en primer lugar, tomaremos conciencia del momento presente. Esto incluye darnos cuenta de loque estamos pensando y haciendo, hasta lo más trivial. Andar estando alerta, escuchar a los pájaros con atención, comer saboreando, saber lo que sentimos, saber lo que nos duele… debemos ralentizar nuestro paso y sosegar nuestro estado de ánimo.
En segundo lugar, observaremos todo con una mirada nueva, ingenua, sin juicio ni valoraciones. Volveremos a aprender a comer una manzana: olerla y disfrutar de cada mordisco saboreándolo como si fuera la primera manzana que comemos.
En tercer lugar, no es necesario huir de lo que nos desagrada sino aprender a controlar y convivir con ello. Por ejemplo, todos tendemos a elegir la alegría y a rechazar la tristeza. Pero las emociones están ahí y van con nosotros. Por lo tanto, tenemos que darnos cuenta de que estamos sintiendo estas emociones y dejar que sigan su curso, nacimiento, crecimiento y extinción. No es necesario luchar contra ellas. Es suficiente con identificarlas, observarlas y reconducirlas.
Podemos empezar por sentir nuestro propio cuerpo, por ejemplo por un pie y, sin movernos escudriñar como estamos palmo a palmo, hasta la cabeza. Cuando aprendamos a sentir nuestro cuerpo, aprenderemos a dosificarnos, y sabremos hasta donde podemos llegar sin agotarnos, en definitiva cuidarnos.
DEPRESIÓN Y ANSIEDAD: La mayoría de enfermos crónicos desarrollamos con el tiempo trastornos de estado de ánimo como la depresión o la ansiedad o ambas a la vez. Quien padece depresión percibe una realidad obscura y sin salida y su desánimo le impide pensar o hacer nada para que alivie en lo más mínimo su vida. Suelen darse sentimientos de culpa o de rabia y todo tipo de pensamientos negativos. Se necesita ayuda para romper lo que podríamos denominar espiral negativista. Cada uno de nosotros, debemos buscar donde conseguir dicha ayuda y contar con que tendremos que poner mucho esfuerzo de nuestra parte.
 Debemos analizar nuestro ánimo, nuestro cansancio y nuestro dolor. Analizar si sentimos pena de nosotros mismos, ira, rabia… Algunos tendemos a sentirnos culpables por estar enfermos, por estar cansados, por estar de mal humor, por chillar a los hijos, por no atender como “debiéramos” a nuestras familias. Otros dan vueltas a lo injusta que es la vida con ellos, en lo mal que se encuentran, en “por qué a ellos”, en la incomprensión de los demás. Si hacemos de la lamentación el eje de nuestra vida, si nos recreamos en nuestra desgracia, no avanzaremos. Nosotros pretendemos ofrecerte consejos para salir, paso a paso, de esta pesadilla. Ahora bien, tú deberás poner el resto.
DORMIR BIEN: Todos los médicos coinciden en que es básico dormir profundamente para poder recargar nuestras “pilas”. Por tanto, como prioridad, mejoraremos todas las condiciones que puedan facilitar un buen descanso. Por más reacios que seamos a la toma de medicamentos, los que inducen a un sueño reparador pueden “temporalmente” ser recomendables. Podemos empezar con infusiones o cápsulas de plantas con efecto tranquilizante como la “valeriana” para los que tienen la tensión arterial alta o la “parsiflora” para los que la tienen baja y si vemos que estas son insuficientes el médico será quién establezca qué pastillas son compatibles con el resto de medicación que estamos tomando.
No estará de más invertir en un buen colchón y almohada. Los de tipo Tempur o similar pueden resultar caros, pero los beneficios que reportan se hacen notorios muy pronto: propician un buen descanso y mejoran notablemente las contracciones cervicales y sus consecuentes cefaleas. Puede costar acostumbrarse los primeros días, pero muy pronto no podremos pasar sin ellos. Una habitación bien ventilada y un calienta-camas eléctrico individual (es como una gran esterilla eléctrica que se pone entre el colchón y la sábana bajera) también favorecen espléndidamente el descanso.
Un aspecto vital para un buen descanso y para obtener un sueño reparador es intentar regular el ritmo circadiano.
CIRCULO CIRCADIANO: Quien haya tratado con niños o con gente mayor sabrá que en los dos casos es básico mantener un horario muy estricto. Cuando se rompe la rutina, los niños se inquietan, lloran, comen poco, se ponen de mal carácter… Muy parecido es lo que nos ocurre a nosotros. Por ello estableceremos, siempre que nos sea posible, estrictos horarios y rutinas y deberemos desarrollar una notable fuerza de voluntad para seguirlos. En el caso del sueño reparador, empezaremos por fijar la hora de levantarse y poco a poco ajustar la hora de acostarse. Podemos intentar aplicar estos consejos, adaptándolos a nuestras limitaciones:
  • . Levantarnos cada día a la misma hora (máximo una hora más los días festivos).
  • . Darnos una ducha inmediatamente después de levantarnos. Es muy agradable sentirse limpio.
  • . Vestirse. No es lo mismo andar todo el día en pijama que vestirse con ropa cómoda.
  • . Desayunar, disfrutando de lo que tomamos.
  • . Salir cada día a la calle y dejar que nos acaricie el sol al menos15 minutos.
  • . Comer a horas fijas, procurando ingerir alimentos frescos y sanos como: arroz, verdura, fruta, pescado,pollo, pavo, evitando en lo posible alimentos pre-cocinados.
  • . Echarse un rato para descansar después de comer. Si se tiene sueño, hacer una siesta corta, máximo una hora.
  • . Merendar una infusión o una fruta.
  • . Hacer una cena ligera.
  • .Acostarnos siempre a la misma hora y perder el miedo a estar en la cama sin dormir.
REHIDRATACIÓN: Muchos enfermos hemos perdido la capacidad de tener sensación de sed y olvidamos beber entre horas. Esto lleva a una progresiva deshidratación que comporta a la larga que ningún órgano de nuestro cuerpo funcione correctamente. Un buen truco consiste en preparar cada día una botella de litro y medio de agua que marcaremos como nuestra y que nos servirá de control para ver si conseguimos beberla entera. Podemos aprovechar para echar en ella algún complemento vitamínico o jarabe o infusión que nos guste. Insistimos en la gran importancia de hidratarse bien cada día.
Las Bebidas Isotónicas, aunque muy discutidas por algunos, suelen ser en nuestro caso, y sobretodo en verano, útiles, pues devuelven rápidamente a nuestro cuerpo su equilibrio hídrico. Como en todo, tomarlas o no y en qué cantidad, nos lo marcará nuestro propio cuerpo y nuestro propio sentido común.
 
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miércoles, 4 de diciembre de 2013

CRITERIOS DIAGNOSTICOS DE CONSENSO SFC/EM


Aprovechando que el 9 de noviembre de 2012 se han vuelto a publicar los Criterios diagnósticos de consenso del SFC en Medscape (el original se publicó en 2011 en el Journal of Internal Medicine), cuelgo este pequeño esquema que puede servir para conocer mejor los CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE LA ENCEFALOMIELITIS MIÁLGICA/SFC – 2011. Espero que os sirva de ayuda.
Recordad que la mayoría de médicos utilizan los criterios canadienses (de 2003) e incluso los de Fukuda (1994), ambos ya obsoletos (aunque ampliamente aplicados aún).
Aclaraciones previas:
Para el diagnóstico de EM, la gravedad de los síntomas tiene que resultar en una REDUCCIÓN SIGNIFICATIVA del nivel premórbido de actividades del paciente.
Puede ser Leve (una reducción aproximada del 50% en el nivel de actividades previo a la enfermedad),Moderada (mayormente confinado en casa), Severa (mayormente confinado en cama), o Muy Severa (totalmente postrado en cama y necesita ayuda con las funciones básicas). Puede haber una marcada fluctuación en la gravedad y la jerarquía de los síntomas de un día a otro y de una hora a otra. Considerar los efectos de actividades, el contexto y la interactividad.
Tiempo de recuperación: por ejemplo, independientemente del tiempo de recuperación de un paciente de leer 1/2 hora, precisará mucho más tiempo para recuperarse de ir a comprar durante 1/2 hora y aún más si se repite al día siguiente – si es capaz. Los que descansan antes de una actividad o han adaptado su nivel de actividades a su limitada energía pueden tener períodos de recuperación más cortos que aquellos que no acompasan sus actividades de manera adecuada.
Impacto: por ejemplo un excelente atleta puede tener una reducción del 50% en su nivel de actividades previo a la enfermedad y aún así es más activo que una persona sedentaria.

CRITERIOS DIAGNOSTICOS DE CONSENSO SFC/EM – 2011

A. Síntoma OBLIGATORIO: Agotamiento neuroinmune postesfuerzo
Una o más opciones dentro de la lista siguiente, según los criterios descritos arriba, indica que tienes agotamiento neuroinmune post-esfuerzo
1. Marcada y rápida fatigabilidad física y/o cognitiva en respuesta al esfuerzo, que puede ser mínimo, como las actividades de la vida diaria o simples tareas mentales; puede ser debilitante y provocar una crisis.
2. Exacerbación de síntomas postesfuerzo: por ejemplo, agudos síntomas estilo gripe, dolor y empeoramiento de otros síntomas.
3. Agotamiento postesfuerzo que puede ocurrir inmediatamente después de la actividad, o no aparecer hasta horas o días más tarde.
4. El período de recuperación es prolongado, por lo general precisa 24 horas o más. Una crisis puede durar días, semanas o más.
5. Bajo umbral de fatigabilidad física y mental (falta de aguante) que se traduce en una reducción sustancial del nivel de actividades previo a la enfermedad.
B. Deterioro neurológico
Al menos un síntoma de tres de las cuatro categorías de síntomas siguientes
1. Deterioros neurocognitivos
a. Dificultades para procesar información: pensamiento más lento, deterioro de la concentración ej. confusión, desorientación, sobrecarga cognitiva, dificultades para tomar decisiones, el habla más lenta, dislexia adquirida o por esfuerzo.
b. Pérdida de memoria a corto plazo ej. Dificultades para recordar que uno quería decir, que estaba diciendo, encontrar palabras, recordar información, pobre memoria de trabajo.
2. Dolor
a. Cefaleas
b. Dolor significativo en músculos, uniones músculo-tendón, articulaciones, abdomen o pecho. Es de naturaleza no inflamatorio y a menudo migra.
3. Alteraciones del sueño
a. Alteración de los patrones del sueño: ej. insomnio, prolongado sueño incluyendo siestas, dormir la mayor parte del día y estar despierto la mayor parte de la noche, frecuentes despertares, despertar mucho más temprano que antes de enfermar, sueños vívidos/pesadillas.
b. Sueño no reparador
4. Alteraciones neurosensoriales, perceptuales y motoras
a. Neurosensorial y perceptual: ej. Incapacidad para enfocar la visión, sensibilidad a luz, ruido, vibraciones, olores, sabores y tacto; deterioro de la percepción de la profundidad.
b. Motora: ej. Debilidad muscular, espasmos, pobre coordinación, sentirse inestable sobre los pies, ataxia.
C. Alteraciones inmunes, gastrointestinales y genitourinarias
Al menos un síntoma de tres de las cinco categorías de síntomas siguientes 
1. Síntomas estilo gripe pueden ser recurrentes o crónicos y se activan o empeoran típicamente con el esfuerzo. ej. dolor de garganta, sinusitis, nódulos linfáticos cervicales y/o axilares pueden agrandar o ser sensibles a la palpación.
2. Susceptibilidad a infecciones virales con prolongados periodos de recuperación
3. Tracto gastrointestinal: ej. nausea, dolor abdominal, hinchazón, síndrome de colon irritable
4. Genitourinario: ej. Urgencia o frecuencia urinaria, nocturia
5. Sensibilidades a alimentos, medicamentos, olores o productos químicos.
D. Alteraciones de producción/transporte de energía: Al menos un síntoma
1. Cardiovascular: ej. Incapacidad para tolerar postura vertical – intolerancia ortostática, hipotensión mediada neuralmente, síndrome de taquicardia ortostática postural, palpitaciones con o sin arritmias cardiacas, ligereza en cabeza/mareos.
2. Respiratorios: ej. Hambre de aire, dificultad para respirar, fatiga de los músculos de la pared torácica.
3. Pérdida de estabilidad termostática: ej. Temperatura corporal por debajo de lo normal, marcadas fluctuaciones diurnas; episodios de sudoración, recurrentes sensaciones febriles con o sin febrícula, extremidades frías.
4. Intolerancia a extremos de temperatura
Ahora sólo falta hacerlo llegar a todos los médicos, junto con las recomendaciones de los expertos mundiales en esta enfermedad que recomiendan volver a la denominación Encefalomielitis Miálgica en lugar de SFC o, incluso EM/SFC.
Enlace a la publicación en Medscape: http://www.medscape.com/viewarticle/773334
El texto completo del original de 2011, lo tenéis aquí:
viewtopic.php?f=23&t=1422

lunes, 1 de abril de 2013

Dificultades en el diagnóstico del síndrome de fatiga crónica



coclu

Para los médicos, diagnosticar el síndrome de fatiga crónica (SFC) puede ser difícil por varios factores:
  1. No existe una prueba de laboratorio ni un biomarcador para el SFC.
  2. La fatiga y otros síntomas del SFC son comunes en muchas otras enfermedades.
  3. En el caso de algunos pacientes con SFC, es posible que para los médicos no sea obvio que están enfermos.
  4. La enfermedad sigue un patrón de remisión y recaída.
  5. Los síntomas son distintos en cada persona en cuanto a tipo, cantidad e intensidad.
Estos factores han contribuido a una tasa de diagnósticos baja. Del millón a cuatro millones de estadounidenses que tienen SFC, menos del 20% ha recibido un diagnóstico.

Exámenes y pruebas de diagnóstico del SFC

Debido a que no existe una prueba de sangre, un estudio exploratorio del cerebro u otro tipo de análisis de laboratorio para diagnosticar el SFC, el médico debe descartar primero otras causas posibles.
Si un paciente ha tenido fatiga intensa durante 6 meses consecutivos o más e informa que no se alivia con un descanso suficiente en la cama y que está acompañada de síntomas no específicos, como síntomas parecidos a la influenza, dolor generalizado y problemas de la memoria, el médico debe investigar la posibilidad de que el paciente tenga SFC. Es necesario hacer más exámenes y pruebas antes de hacer un diagnóstico:
  • Será necesario obtener los antecedentes médicos detallados del paciente, que deben incluir una revisión de los medicamentos que podrían estar causando la fatiga y los síntomas.
  • También se necesitará hacer un examen físico y mental completo.
  • Será necesario realizar una serie de pruebas de laboratorio de detección para identificar o descartar otras causas posibles de los síntomas que se puedan tratar.
  • Puede que el médico también solicite pruebas complementarias para dar seguimiento a los resultados de las evaluaciones iniciales.
El diagnóstico del SFC requiere que el paciente haya tenido fatiga durante 6 meses o más y que presente 4 de los 8 síntomas de este síndrome durante 6 meses o más. Sin embargo, si el paciente ha tenido fatiga durante 6 meses o más, pero no tiene cuatro de los ocho síntomas, es posible que el diagnóstico sea fatiga idiopática.
El proceso completo para diagnosticar el SFC se encuentra enhttp://www.cdc.gov/cfs/diagnosis/diagnosis-process.html (en inglés).

Pruebas diagnósticas para SFC

Pruebas para el diagnóstico de rutina del SFC

Si bien el número y tipo de pruebas a realizar pueden variar de un médico a otro, las pruebas siguientes constituyen una batería estándar para excluir otras enfermedades que causan fatiga: alanina aminotransferasa (ALT), albúmina, fosfatasa alcalina (ALP), nitrógeno ureico en sangre (BUN), calcio, hemograma completo, creatinina, electrolitos, velocidad de sedimentación globular (VSG), globulina, glucosa, fósforo, hormona estimulante de la tiroides (TSH), proteínas totales, saturación de transferrina y análisis de orina. Pueden ser necesarias más pruebas para confirmar el diagnóstico de otra enfermedad que no sea SFC. Por ejemplo, si un paciente presenta niveles bajos de albúmina junto con un valor por encima de lo normal en el resultado de la prueba de nitrógeno ureico en la sangre, se podría suponer una enfermedad renal. El médico puede decidir si repite las pruebas relevantes y posiblemente agregar algunas nuevas dirigidas a diagnosticar enfermedad renal. Si se presume de una enfermedad autoinmune con base en las pruebas iniciales y el examen físico, el médico puede solicitar estudios complementarios, como el de anticuerpos antinucleares.

Pruebas psicológicas y neuropsicológicas

Para algunas personas puede ser aconsejable evaluar el efecto de los síntomas de fatiga en algunas destrezas cognitivas o de razonamiento, como la concentración, la memoria y la capacidad organizativa. Esto puede tener una relevancia particular para los niños y adolescentes, para los cuales se deben atender problemas de inasistencia a clases, rendimiento escolar y necesidades educativas específicas. Una evaluación de la personalidad puede ayudar a determinar las habilidades para enfrentar la enfermedad y si hay un trastorno afectivo coexistente que requiera de tratamiento.

Pruebas teóricas y experimentales

Varias pruebas, algunas de las cuales se ofrecen a nivel comercial, no representan un valor demostrado para el diagnóstico del SFC. Estas pruebas no deben realizarse a menos que se requieran para el diagnóstico de una presunta enfermedad excluyente (p. ej., MRI para descartar posible esclerosis múltiple) o que sean parte de un estudio científico. En este segundo caso, se requiere de un consentimiento informado por escrito del paciente. Ninguna de las pruebas diagnósticas para identificar microorganismos infecciosos, como virus de Epstein-Barr, enterovirus, retrovirus, virus del herpes humano 6, Candida albicans y Mycoplasma incognita, sirven como pruebas diagnósticas para el SFC, y por lo tanto no deben utilizarse para este fin (excepto para identificar una enfermedad que excluiría el diagnóstico de SFC, como la mononucleosis). Además, ningún tipo de pruebas inmunitarias, incluidas las pruebas de caracterización celular, como medición de las células asesinas naturales (NK), número o función, pruebas de citoquinas (p. ej, interleucina-1, interleucina-6 o interferón) o análisis de marcadores celulares (p. ej., CD25 o CD16), han demostrado un valor en el diagnóstico del SFC. Otras pruebas que se deben considerar experimentales en el diagnóstico del SFC son la prueba de la mesa inclinada para la HNM y técnicas de exploración como MRI, tomografía por emisión de positrones (PET-scan) o tomografía computarizada por emisión de fotones individuales (SPECT-scan). Se están realizando estudios adicionales sobre los informes de un marcador distintivo del SFC así como un marcador urinario; cabe destacar que a la fecha, ninguno es considerado útil para el diagnóstico.

Para las personas que crean tener SFC:

Le puede resultar difícil hablar con un médico u otro profesional de la salud sobre la posibilidad de tener SFC. Un equipo diverso de profesionales de la salud, que incluya médicos, enfermeras certificadas y auxiliares médicos, puede diagnosticar el SFC y ayudar a diseñar un plan de tratamiento individualizado.
El SFC puede parecerse a muchas otras enfermedades, como la mononucleosis, la enfermedad de Lyme, el lupus, la esclerosis múltiple, la fibromialgia, los trastornos primarios del sueño y los trastornos depresivos mayores. Los medicamentos también pueden causar efectos secundarios que se asemejen a los síntomas del SFC.
Dado que el SFC puede ser similar a muchos trastornos, es importante no hacerse un autodiagnóstico. No es inusual que una persona suponga de manera errónea que tiene síndrome de fatiga crónica cuando en realidad padece de otra enfermedad que puede ser tratada. Si usted tiene síntomas de SFC, consulte con un profesional de la salud para determinar si sus síntomas son causados por otras afecciones. El diagnóstico del SFC solo puede hacerse si se han excluido las otras afecciones.
También es importante no demorarse en buscar un diagnóstico y la atención médica adecuada. Las investigaciones de los CDC parecen indicar que el diagnóstico y tratamiento tempranos del SFC pueden aumentar la probabilidad de mejoría.

Para los médicos y otros profesionales de la salud: criterios para el diagnóstico del SFC

Considere un diagnóstico de SFC si se cumplen estos tres criterios:
  1. Que la persona tenga fatiga crónica intensa durante 6 meses consecutivos o más que no se deba a un esfuerzo actual u otras afecciones asociadas a la fatiga (estas otras afecciones tienen que ser descartadas por un médico luego de hacer las pruebas de diagnóstico).
  2. Que la fatiga interfiera de manera significativa con las actividades diarias y el trabajo.
  3. Que la persona tenga simultáneamente 4 o más de los 8 síntomas siguientes:
  • Malestar durante más de 24 horas después de un esfuerzo físico.
  • Sueño no reparador.
  • Deterioro significativo de la memoria a corto plazo o la concentración.
  • Dolor muscular.
  • Dolor en varias articulaciones sin inflamación ni enrojecimiento.
  • Dolores de cabeza de un tipo, patrón o intensidad no sufrido anteriormente.
  • Sensibilidad en los ganglios cervicales o axilares.
  • Dolor de garganta frecuente o recurrente.
 http://www.cdc.gov/

lunes, 4 de marzo de 2013


EL CANSANCIO Y LA FATIGA CRÓNICA COMO
MANIFESTACION DEL HIPOTIROIDISMO


Dr. J. Esteban Velasco


Director: Centro de Estudios Tiroideos
Ex - Jefe de Departamento Hospital Universitario
La Fe Valencia (España) 

INTRODUCCION
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, cansancio es "Falta de fuerzas que resulta de haberse fatigado"
El cansancio normal puede ser el que dice la el Diccionario; estoy cansada después de haber trabajado. Pero el "cansancio patológico", el cansancio anormal, es desproporcionado, es el que existe sin haber trabajado o sin haberlo hecho de una forma excesiva. El que hace que al levantarte se te presente el día como una cuesta arriba, porque no tienes fuerzas para hacer las cosas.
El cansancio en el paciente hipotiroideo es la manifestación mas llamativa de la alteración del sistema muscular, que se produce en estas condiciones y, para el propio paciente y para el médico, el cansancio es el síntoma principal que debe ponernos sobre la pista de un posible hipotiroidismo oculto , es decir, lo que en la mayor parte de los casos nos va a hacer pensar en que pueda existir un hipotiroidismo.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Cuando el cansancio se vuelve crónico

Dra. ALIZA